Naranja oscuro casi marrón

Esta semana, marcada por el luto en el mundo de la creación con la muerte del gran Pau Donés (que maravilla de canciones con mención especial a “Agua” que es una de las pocas cosas que me sigue emocionando desde el año 1998), me permito el lujo de tomar prestada la composición del título de una de las mejores películas de otro de los grandes creadores polifacéticos (director, guionista y escritor) como es Daniel Sánchez Arévalo.

Y entre tanta sensibilidad y talento, hoy no hay hueco para la crítica sino para la esperanza y el agradecimiento. La esperanza de ver que hay formaciones políticas que entienden la necesidad de aportar; y el agradecimiento, a un partido que fue tabla de salvación de muchos españoles (primero en Cataluña y luego a nivel nacional), que rompió realmente con el bipartidismo y nos tenía acostumbrados a sacar petróleo de cada uno de sus votos y a hacer política útil, pero que se apartó de la senda de éxito que seguía para convertirse durante un tiempo en una caricatura de los fundamentos y principios para los que nació.

Y es que el equipo naranja vuelve por sus fueros, y desde hace un tiempo ha entendido que en estos momentos no debe primar la crispación sino la comunicación, y como dijo esta semana su portavoz: “sentarse a dialogar y a acordar medidas no es una opción sino una obligación.”

Muchos critican a Ciudadanos al considerar que sus reuniones, propuestas o apoyos a las sucesivas prórrogas del estado de alarma suponen balones de oxígeno para el Gobierno y legitiman a Pedro Sánchez. No compartiendo casi nada de lo que representa la figura de Pedro Sánchez, a quien considero que le falta altura de miras para liderar un proyecto como el que tiene entre manos, menos puedo compartir que necesite legitimarse, pues nos pese o no, ya se ha legitimado dos veces en las urnas, que le dieron la mayoría de votos en sucesivos procesos electorales. Y no existiendo alternativa, ya que desde luego el PP ahora mismo no lo es, y lo demuestra cada semana en sus diferentes planteamientos e intervenciones, la última precisamente celebrando que Ciudadanos con sus propuestas les deje más espacio en el centroderecha (entiendo que más espacio para la crispación y encuestas), prefiero y agradezco que el balón de oxígeno, no al gobierno ni al presidente sino a todos nosotros, nos lo de Ciudadanos y no otras formaciones que sólo quieren pescar en río revuelto.

Cuanto mejor nos hubiera ido si ese balón de oxígeno nos lo hubiera dado Ciudadanos con 57 diputados en abril de 2019, en lugar de con 10 en el momento actual. Pero rectificar es de sabios y tras la salida de un líder absolutamente errático en sus momentos finales, parece que la formación recupera su esencia y empieza a entender que esto no va de rojos y azules, de derechas o de izquierdas, sino de sentido común y trabajo para tener un futuro o no tenerlo. Equipo y talento desde luego tiene y mucho, desde la infrautilizada en los últimos años Arrimadas, pasando por Garicano, Bal, Roldán…, sin olvidar gente de enorme peso como Fernando Savater, que seguro que si siguen por esta línea recuperarán para próximos retos.

Si el marrón era el color elegido para exigir la vuelta al sentido común, a las propuestas, a las soluciones y a la defensa de los intereses de los españoles, Ciudadanos esta oscureciendo seriamente su naranja hasta acercarse mucho. A ver si vemos una mutación de otros tonos azules o incluso verdes en el mismo sentido, ya que el marrón combina con todo.

TEXTO: Cordón Marrón

@cordonmarron

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