Hay que ver Downton Abbey
Downton Abbey, la famosa serie británica, ha dejado huella y en este caso para bien. Es evidente que el canal televisivo inglés produce dramas como Downton Abbey para promocionar al propio país, su cultura, su patrimonio nacional etc. Sin embargo no por ser una auténtica labor extraordinaria de propaganda afecta al gran efecto benéfico sobre quienes la consumen.
La elegancia, el respeto por la autoridad, las buenas formas, el humor fino, la vida rural entorno a una institución histórica como el condado en el que se desarrolla la serie o la presencia del cristianismo encarnada en buena medida por el presbítero Albert Travis hace que, entre otras cosas sea una producción deliciosa que no solo evita la corrupción mental provocada por la mayoría de series y películas que hoy se lanzan sino que enriquece a aquellos que la ven.
Se podrán alegar ciertas objeciones acerca de la verosimilitud en el comportamiento que se les supone a los personajes, en ciertas escenas, pero en su conjunto no deja de ser altamente recomendable. Más si cabe en un país como España, embrutecido por series y programas de televisión que son en buena medida culpables de la degradación de la moral y las costumbres de los españoles.
No puedo evitar concluir sin mencionar el interesantísimo aspecto sociológico que se aprecia desde el inicio hasta el final de la serie, pues vemos como la familia Crawley y su mundo va dejando atrás el ethos eduardiano por los nuevos tiempos que comenzaban a anunciar la decadencia que hoy también vive Inglaterra.
Borja Ruiz Garcia
