EL SAMBENITO: DE PENITENCIA FÍSICA A DICHO POPULAR
En alguna ocasión hemos escuchado que “se le ha colgado el sambenito” a alguien para referirnos a que se le achaca a alguien una culpa que, posiblemente sea mentira. ¿De dónde viene esta expresión? Hoy lo vamos a ver.
Entre 1478 y 1834, el Santo Oficio o Inquisición española fue el tribunal de la Iglesia Cristianacatólica que se encargó de vigilar la cristiandad de la sociedad medieval y moderna y de perseguir y castigar a los herejes en los territorios de la Corona Hispánica. Comparada con las demás Inquisiciones europeas que existieron, la que se estableció en los reinos de Castilla y Aragón fue de las menos duras: mientras que en Francia se quemaban brujas, por ejemplo, aquí, uno de los castigos más recurrentes para herejes era el del sambenito.
¿Y qué era el sambenito? El sambenito era un saco bendecido por el cura y que se le imponía el hereje como penitencia y, a la vez, para marcarlo públicamente. Junto con el saco, el hereje podía llevar una caperuza o coroza con los delitos escritos en ella. Este “saco bendito” tiene su origen en la iglesia primitiva para que fuera la penitencia de los arrepentidos de cometer algún pecado. En el caso de la Inquisición, el cardenal Cisneros como Inquisidor general fue quien ordenó la estandarización de la indumentaria para que fuera un saco de lana amarillo o negro con la cruz de San Andrés, dependiendo del grado de herejía, y fue quien ordenó cuando se había de imponer la coroza al hereje.
Cada delito lleva su sambenito
Tal como acabamos de mencionar, el cardenal Cisneros ordeno que, dependiendo del grado de herejía, el castigado debía llevar un tipo de sambenito u otro.
Los acusados de herejía leve, moderada o grave eran condenados a la penitencia de llevar un sambenito sin coroza. La diferencia radica en el sambenito. En el caso de los acusados por herejía leve, el sambenito era simple mientras que los acusados a herejía moderada era un sambenito decorado con un brazo de la cruz de San Andrés. Para los acusados de herejía grave, el sambenito tenía un sambenito con la cruz de San Andrés completa.
Por otro lado, había los herejes condenados que Debian cumplir la penitencia por reconocer la herejía: los reconciliados. El simple arrepentido de haber cometido una herejía era condenado a llevar el sambenito con la cruz de San Andrés y la coroza con la herejía que hubiera cometido. Finalmente, arrepentidos de cometer una herejía grave eran condenados a llevar su sambenito decorado con la cruz de San Andrés y con llamas hacia abajo y, también, una coroza decorada también con llamas hacia abajo. Loas llamas hacia abajo representaban que se había librado de la pena de muerte, la hoguera.
Esta penitencia o castigo podía durar un tiempo o toda la vida y el reconciliado debía llevar el sambenito en público siempre hasta acabar la penitencia. Acabado el castigo, ese sambenito era colgado en la iglesia parroquial de la persona con un cartel donde ponía el nombre de la familia, el delito y el castigo para que todo el mundo lo viera.
Luego había los condenados a muerte. Estos condenados por herejía muy grave eran conocidos como los relajados porque la Inquisición, como tribunal eclesiástico, no podía condenar a muerte y, por lo tanto, estos relajaban a los herejes a la justicia secular para que sentenciaran a esa persona a morir a la hoguera.
Los condenados a la pena capital debían llevar puesto un sambenito negro decorado con la cruz de San Andrés y con dibujos de demonios y dragones y unas llamas hacia arriba. También tenían que llevar una coroza negra con llamas hacia arriba y dibujos de demonios y dragones.
Una vez más, los hechos históricos nos han marcado en nuestra manera de ser y vemos que no somos tan diferentes a nuestros antepasados, la diferencia está en que antes se ponía un sambenito de verdad y ahora lo seguimos poniendo, pero a través de una expresión popular.
Carlos Llanas Vizcaino