ENTRE CURAS Y MILITARES

ENTRE CURAS Y MILITARES
Desde el siglo XIX, por iniciar el asunto en un siglo próximo, hasta el día o los días que corren ahora, España, preñada de padres y madres patrios, muchos afectados con el voto de castidad, va camino, al parecer al menor descuido, de su décimo golpe de estado. Lo que daría un honroso promedio bananero de que cada quincena de años siempre hay un grupo milico- religioso que nos ha librado de caer en el mal, y nos tienen arropados con su saber hacer y justo proceder.
El siglo de antes del citado diecinueve, para el año de 1.789, Francia, los franceses, entendieron que sus reyes, curas, nobleza y élite militar, que no llegaba al seis por ciento de la población, no podían ni existía ningún por qué, que justificara que sus privilegios prevalecieran sobre una población de gente millonaria de personas pasando dificultades.
En España, donde los generales son príncipes de la nación, donde los obispos, también lo son, sin necesidad de sutilezas, sabiendo que el pueblo, nosotros la gente, gracias a sus hipotecas, no damos para pensar con pensamiento propio, pueden hacer con nosotros lo que les venga en gana, porque, ante cualquier atrocidad, como se juzgan o valoran los hechos entre ellos, todo queda entre bomberos que no se pisan la manguera; al contrario.
Nadie que haya manifestado que va a fusilar a todo aquel que le venga en gana, puede seguir viviendo a costa del erario español; y, como muy poco, hay que desterrarlo a una isla solitaria, máxime cuando tal deseo de matar no es fruto de un arreón de club o de bar, sino que es algo muy pensado y deseado, que está ocurriendo al día y minuto de hoy mismo.
La Historia verdadera de España, nos muestra claramente dos momentos en los que la alianza clérigo-milico, condujo a la Península Ibérica a dos guerras civiles con hartura de derramamiento de sangre. Y, en las dos, tan solo salieron ganando los curas y los militares.
Una guerra civil tuvo lugar, con carácter Peninsular en el año de 1.475, hasta el 1.479; es decir cuatro años sangrientos, y la otra en 1.936 hasta 1.939, de tres años de lucha, provocada por la misma asociación de curas y militares, que tuvo el carácter de mundial porque intervino todo el fascismo del mundo entero.
Con la primera guerra civil citada, los curas se instalaron en el poder de los palacios, donde todavía continúan, porque rompieron todos los esquemas sucesorios monárquicos españoles para darle la corona de Castilla a Isabel, cuando le correspondía a Juana, y en la segunda guerra civil (mundial), los curas se afianzaron otra vez en los pasillos del poder español donde, desde antes de 1.054 que nacieron como secta católica mordiendo a España, desde entonces no han soltado la presa, enviando en las dos guerras cantidad de gente inocente a vivir al cielo.
Y como da la casualidad que a la gente normal de la calle donde nos gusta vivir en vez de en el cielo, son en las casas que se construyen con nuestro esfuerzo y trabajo personal generando recursos y no destruyendo; intentando generar sonrisas y no provocar miedos sociales, ambos estamentos, unidos por un común desinterés en salvarnos y protegernos, todavía, a estas alturas de los siglos, se ve muy claro que somos unos cazurros porque no sabemos valorar la enorme necesidad que tenemos de ellos al mando.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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