LOS TIÑALPAS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Siempre se han definido y se siguen autodefiniendo los medios de comunicación como un cuarto poder autónomo e independiente, cuando, probablemente, en su cacareo de corral tan pronto le sueltan unos cuantos euros para que corran en una dirección, son los trompeteros más dependientes en su alimentación, y los más baratos para los terratenientes.
Durante los tiempos del franquismo profundo, se decía popularmente que con un billete de mil pesetas se pagaba a todo un cuartel de la guardia civil de un pueblo. Ahora, entre becarios y aspirantes a ser famosos y encontrar un desquite económico tan selectivo como la picada de la paloma papal, con mil euros se paga a todo un cuerpo de redacción, porque el editor va, en lo económico, por otra vía.
Luego estamos un puñado, caso de servidor, que llevamos años y años de “intrusos” escribiendo artículos de opinión, no porque tengamos una vocación social comunicadora, sino porque en un intento de meter la mar por un agujero de la playa, de un modo totalmente gratuito en lo económico, pero no exento de inconvenientes, estamos intentando que la luz de la vela de comunicación alumbre sin sombras.
Puede que la primera y más eminente revolución que necesite realizar la sociedad española sea acallar la constante mentira en los medios de comunicación; porque está visto y comprobado como la aparente apatía de la sociedad nacional algo se activa cuando algún medio, excepcionalmente, llama a las cosas por su nombre.
Porque si ahora, por ejemplo, servidor escribe y dice que el nacionalismo- centralismo más pernicioso, el que más dinero y más ruin ha significado y significa para todo el territorio nacional es el nacionalismo madrileño, puede resultar hasta novedoso, supuesto que a nivel de prensa española los nacionalismos son todos periféricos, y la capital es una tranquila balsa de aceite y nada se dice de que es precisamente donde se alumbran todos los grandes robos nacionales, dejando en pañales las sisas comunitarias, que, al lado de las que se gestan en Madrid, no pasan, y da miedo y vértigo conocerlas, verdaderas pelufas de caña.
A la mentirosa acción de los medios de comunicación españoles, en virtud de la ley de la compensación universal, se ha creado una reacción nacional española que ya va siendo muy difícil a nivel personal, no solo ver gente con un periódico en la mano, sino que los telediarios se han convertido en la mejor pastilla para echar una cabezadica; al tiempo que las tertulias por fuera de estar haciendo ricos a los especialistas en cirugía plática, no despiertan interés alguno.
Como la mentira y la basura del papel impreso, que parecían poderosísimos en el tiempo y en el mantenimiento, prácticamente han desaparecido o están en el campo del gran carajo, y todo se está trasvasando a las pantallas, en escaso tiempo todo sigue igual; y España sigue conquistada, expoliada, y mirando para donde quieren que mire los de fuera a los que la prensa nacional ayuda por una migajas.
Sin una justicia de verdad; sin una prensa que vigile y esté atenta, dos estamentos a los que primero mete mano el capitalismo para joderlos, ningún país puede salir hacia adelante. Y España no es precisamente la excepción que confirme la regla; al contrario, es la regla más clara y diáfana.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis