LA «VALENTIA» DE LAS REDES SOCIALES

La “valentía” de las redes sociales

Es mucho lo que ya se ha escrito estos últimos días sobre lo ocurrido en Washington DC con la toma del Capitolio por un grupo de individuos de apariencia difícilmente descriptible y unidos por su más que probable limitado desarrollo intelectual, identificable, como el del líder que los arengaba, en la 25ª Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos que permite incapacitar a quien maneja sin el más mínimo criterio y sentido común los designios de la nación más poderosa del mundo.

Pero no he leído nada al respecto desde el punto de vista de la valiente y oportuna reacción de las tres grandes redes sociales.

En efecto, horas después de la toma del Capitolio, y horas después de que el vicepresidente Mike Pence declarase la victoria de Joe Biden en las elecciones americanas, esto es horas después de que Donald Trump dejara de tener poder en los Estados Unidos de América y fuera tachado de payaso, loco e incapaz por la mayoría del mundo, abandonado incluso por sus más cercanos colaboradores, Facebook, Twitter e Instagram, suspendieron o cerraron las cuentas del hasta entonces hombre más poderoso del planeta.

Muchas son las personas que han visto censurados sus tweets o posts en las diferentes redes sociales en los últimos años.

La mayoría de ellas de forma merecida por utilizar la descalificación o el insulto como argumento, por polarizar sin valor añadido la sociedad, o por esconderse tras un nombre de usuario para volcar sus frustraciones en el primero que se haya expuesto a través de una opinión razonable.

En el caso de Trump la paciencia y controles de las redes sociales parece que han seguido otros parámetros, y han hecho falta 5 muertos en la toma de la sede de la soberanía americana y la pérdida de la credibilidad mundial de un presidente que ha utilizado la descalificación y el insulto como herramienta de trabajo, que ha dividido y polarizado la sociedad y que ha volcado sus frustraciones en todos lo que ha encontrado en su camino con ganas de aportar, para aplicar la censura que se aplica en el día a día al común de los mortales.

No es fácil plantar cara al presidente de los Estados Unidos de América, y es claramente antieconómico cuando se es CEO de una empresa cotizada con miles de millones de dólares de valor y múltiples accionistas que solo esperan noticias sobre la política de dividendos. Pero una cosa es no plantar cara criticando activamente la gestión y otra muy distinta es cooperar pasivamente dando un micrófono al que lo utiliza para desestabilizar a la sociedad y generar enfrentamientos entre hermanos.

Y lo peor sin duda es reaccionar a destiempo calificando de loco peligroso a quien no lo ha sido con carácter sobrevenido, sino que lo ha venido siendo todos y cada uno de los días de los cuatro años en los que ha ocupado la presidencia americana.

Y es que a Trump se le podrá tachar de todo menos de incoherente, pues quien ha cambiado no ha sido Donald Trump y el uso que el mismo ha hecho de sus cuentas, sino que quienes han variado su posición han sido los Sres.

Dorsey y Zuckerberg, y lo han hecho con poca valentía y mucho oportunismo, por la exclusiva razón de que ya no actuaban frente a un presidente de los Estados Unidos de América sino frente a una persona como quien escribe.

Alfonso Cárcamo 

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