LA HISTORIA DE LOS JAPÓN: EL CASO DE CORIA DEL RÍO
Una de las cosas más bonitas de la Historia son las curiosidades que nos trae. Hoy hablaremos del curioso caso de Coria del Rio. En este pueblo sevillano, alrededor de 700 personas tienen como primero o segundo apellido la palabra “Japón” y esto no es casualidad.; esto es Historia y hoy hablaremos del porqué de esta maravillosa casualidad.
Una historia del siglo XVII
A principios del siglo XVII, el explorador Sebastián Vizcaíno llegaba a Japón saliendo de Nueva España (México) con la intención de establecer tratos comerciales, tal hi como era normal en esa época. En el caso de Vizcaíno, la expedición española también buscaba la implantación y desarrollo del cristianismo en las tierras niponas. Las negociaciones de Sebastián Vizcaíno con el shogun Tokugawa Hidetada no terminaron bien por problemas culturales.
Sin embargo, el explorador no fracasó en Japón con la causa cristiana. La expedición española encontró un valioso aliado en Japón para implantar el cristianismo. Sebastián Vizcaíno entabló una buena amistad con el daimio de Sendai, Date Masamune. Masamune era un señor feudal proclive a la llegada de extranjeros porque valoraba mucho las novedades que pudieran traer y, lo más importante, era un señor al que le atraía la filosofía cristiana. De esta manera, Masamune vio una gran oportunidad para establecer relaciones comerciales con España, que estaba bajo el reinado de Felipe III, y entablar relaciones con Roma, gobernado por el Papa Pablo V, para traer a Japón misioneros cristianos. Para hacerlo posible, el daimio de Sendai organizó una expedición formada por samuráis y comerciantes para que viajaran a España e Italia. La expedición fue encomendada al samurái Tsunenaga Hasekura.
La expedición de Tsunenaga partió hacia Nueva España en octubre de 1613. La expedición llegó a Nueva España a finales de enero de 1614 y embarcaron hacia la península en verano del mismo año para llegar a San Lúcar de Barrameda en octubre, donde fueron recibidos por el duque de Medina Sidonia. Después remontaron el rio Guadalquivir para dirigirse a Sevilla, haciendo una escala en la población de Coria del Río. Allí, la embajada japonesa fue recibida con honores por las autoridades locales y los pueblerinos. La hospitalidad de esa gente sería recordada por los japoneses. Después de unos días, la delegación nipona se dirigió a Sevilla, donde fueron recibidos también por todo lo alto y se dirigieron hacia Madrid, donde estaba la corte de Felipe III.
Durante los 8 meses en los que Hasekura y sus hombres estuvieron en Madrid, los japoneses y el rey llegaron a un principio de acuerdo para establecer una serie de tratados comerciales entre los dos países. A parte, Tsunenaga Hasekura, para mostrar el compromiso que tenían con el cristianismo, se bautizó en Madrid bajo el nombre de Felipe Francisco de Fachicura. Este nombre proviene de Felipe por el monarca; Francisco por la orden de los Franciscanos de los que pertenecía Fray Luís Sotelo, el intérprete de la embajada nipona; y Fachicura como traducción literal del apellido Hasekura. El 3 de octubre de 1615, Hasekura y sus hombres zarparon de Barcelona para dirigirse hacia Roma. En octubre llegaron a Italia donde se entrevistaron con el Papa Pablo V que aceptó enviar misiones cristianas hacía Japón. Además, Tsunenaga Hasekura fue recibido por el senado de Roma que le concedió la ciudadanía romana.
Problemas diplomáticos
Seis meses después, los japoneses regresaban a España para firmar el tratado comercial con el rey Felipe III. Por desgracia, el monarca se negó tras enterarse de la situación política que estaba viviendo Japón.
El caso es que, aunque el shogun era Tokugawa Hidetada desde 1605, la persona que ostentaba el gobierno del país era su padre Tokugawa Ieyasu. Ieyasu, por su parte estaba asesorado por su consejero William Adams. William Adams había servido en la Marina Real inglesa junto al conocido Francis Drake durante las guerras contra la Armada española de Felipe II a finales del siglo XVI. En el año 1600, Adams hizo una expedición hacia Japón donde conoció a Tokugawa Ieyasu que era el daimio de Mikawa. Gracias a sus conocimientos de navegación y de construcción naval, Adams se ganó la confianza del futuro shogun tras ayudar a construir embarcaciones al estilo europeo. Como buen inglés, William Adams era un ferviente protestante y estaba en contra de que España pudiera mantener relaciones comerciales con Japón y, de esta manera, el consejero convenció a Tokugawa Ieyasu para promulgar edictos y decretos de persecución y expulsión de cristianos y de misioneros del país y para fomentar un cierre comercial contra España.
Podríamos decir que fue William Adams el responsable de que Felipe III se negara a firmar el tratado comercial con la embajada de Hasekura y de que, el Papa Pablo V renunciara a enviar misiones a Japón. Tras este fracaso, la expedición japonesa se dirigió hacia Sevilla en verano de 1616 para regresar a Japón por Nueva España. En Sevilla, unos 15 miembros de la expedición decidieron quedarse en España y instalarse en Coria del Río tras recordar la hospitalidad y generosidad de su gente. Por su parte Tsunenaga Hasekura llegó a Japón en agosto de 1620 y murió dos años después.
Retomando raíces
Los hombres de la embajada de Hasekura que se quedaron en Coria del Río se establecieron y formaron familias que, debido a la complicada pronunciación y escritura de los apellidos japoneses de esa gente, a la hora de registrar los nacimientos y defunciones, esta gente adoptó un nuevo apellido y escogieron el nombre de su tierra de origen. De esta manera, los descendientes de estos visitantes que se establecieron en España se llamarían Japón de apellido.
Desde finales del siglo pasado, Sendai y Coria del Río han llevado a cabo un acercamiento cultural para recobrar esas conexiones que se fueron perdiendo y, de esta manera, en 2013, durante el cuarto centenario de la llegada de la embajada japonesa a la población sevillana, el príncipe y actual emperador de Japón Naruhito, visitó Coria del Río donde se plantó un cerezo y se entregó una estatua de Tsunenaga Hasekura, el hombre que hizo posible que una parte de Japón se quedara y floreciera en España.
Carlos Llanas