La visibilidad de los parias.
La sociedad india ha estado durante milenios regida por un sistema de castas. Aún hoy y a pesar de la abolición normativa de ese sistema de discriminación y de concesión o privación de oportunidades por nacimiento a mediados del siglo pasado, en la práctica la estratificación de la sociedad india es un hecho y especialmente en las sociedades rurales. Dentro del sistema de castas y en el último nivel o escalón, o más bien fuera del mismo al no tener ni tan siquiera derecho a una casta se situaban/sitúan los parias o intocables, a los que la clasificación no les daba/da ni tan siquiera la consideración humana y eran/son relegados a tareas indescriptibles.
El sistema capitalista en su vertiente más salvaje aplica un sistema de castas que, salvando las evidentes distancias con el sistema indio, resulta enormemente peligroso para el desarrollo y el equilibrio de una sociedad. La identificación del triunfo y la felicidad con el resultado económico de una vida, genera una clara confusión de valores y principios y conlleva o concluye en enormes frustraciones para unos padres que nunca son capaces de satisfacer las cada vez más grandes necesidades autoimpuestas, y para unos hijos que valoran el éxito de sus progenitores no en atención al tiempo y cariño dedicado a su educación y desarrollo, sino en la capacidad de proveer bienes materiales innecesarios y adictivos.
Y el problema es que esos hijos se convierten en adolescentes, y toman en muchos casos las decisiones sobre su futuro profesional sobre la base del mensaje que les traslada la sociedad y que viven en su entorno doméstico, buscando no tanto la satisfacción de su conocimiento y aquellos itinerarios más adecuados a sus habilidades, sino considerando como elemento esencial y determinante el primer sueldo y la posición de triunfadores que el mismo les proporcionará en el sistema de castas capitalista.
El año 2020 y el principio de este 2021 han puesto de manifiesto el gran desequilibrio de este sistema de clasificación, pues quienes nos están sacando y nos sacarán de esta situación no son triunfadores conforme a los más ortodoxos parámetros de las escuelas de negocios o las firmas de cazatalentos, sino que son en su mayoría mileuristas que en condiciones de normalidad no son objeto de reconocimiento sino de críticas cuando no de demandas. Ese gran respeto que ahora se tiene por los sanitarios en sus diferentes significados, por las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, por los militares, tan prescindibles por la sociedad en tiempos de normalidad, y por los investigadores que a base de becas sobreviven o malviven entre probetas y pipetas, eran indiferencia cuando no desprecio escasos meses antes.
Los parias o intocables del capitalismo, aquellos cuyo trabajo damos por garantizado y hacemos invisible en condiciones de normalidad, han sido y son los verdaderos triunfadores de estos meses a pesar de que su condición económica no ha cambiado, de que el coche que conducen es el mismo (generalmente no un 4×4 que les haya facilitado la vida estas semanas), y de que su trabajo ha permanecido invariable. Y lo han sido porque los grandes triunfadores socios de despachos, firmas de auditoría y consultoría o directivos de grandes compañías no hemos sido ni seremos capaces de seguir triunfando y generándonos nuevas necesidades sin que antes los intocables nos devuelvan la normalidad que necesitamos para no perder ni un segundo más en reconocer su labor y volver a borrarlos de nuestra imagen, al menos hasta la siguiente crisis.
Esperemos que la aparición de estos parias no sea tan fugaz y que nuestra memoria aguante y sirva para cambiar algo el sistema de valores, y que en definitiva y en el futuro seamos capaces de educar y sacar adelante en casa muchos más parias y menos triunfadores.
Alfonso Cárcamo