¿Jaque mate a la república?
La batalla de Cannas
Preludio
Desde el 218 a.C. los cartagineses se opusieron por segunda vez a la República de roma y esta vez guardaban un As bajo la manga, Aníbal Barca, cuyo objetivo, que juro a su padre en el lecho de muerte, fue destruir a Roma. Desde Sagunto el general cartaginés elaboró un plan maestro para acabar con su enemigo, atravesar los alpes y llevar la guerra a las puertas de su capital.
Aníbal, no solo pensaba como un loco, pensaba como un genio. Reunió un ejercito, con elefantes incluidos, y avanzó por el norte de la posterior Hispania, Galia hasta atravesar los Alpes y dejar en un jaque casi continuo al mayor potencia de todos los tiempos.
Los romanos intentaron parar en varias ocasiones este ejercito, con Aníbal a la cabeza, pero nunca se pudo parar y arrolló ciudad tras ciudad hasta llegar a la misma capital. No obstante prefirió buscar aliados en el sur de la península y ahí dejó a Roma completamente KO…
El mago de la estrategia
Tras la batalla de Trasimeno, Aníbal decidió no atacar Roma y avanzó por el sur. En la primavera del 216 a.C. se estableció en Cannas, los romanos se percataron y organizaron un nuevo ejercito, como si sus recursos fueran ilimitados, «se sacaron de la manga» 90.000 soldados aproximadamente mandado por dos cónsules, Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo.
Por su parte el general cartaginés contaba con 40.000 infantes y 8.000 de caballería aproximadamente. Una abrumadora ventaja por parte de Roma.
Los romanos formaron en una basta línea formada primeramente por Vélites (infantería ligera), tras esta, Hastati, Príncipes y Triarios (infantería pesada), en los flancos caballería.
La estrategia cartaginesa fué colocar la infantería más ligera en el centro y la más pesada a los lados, formando una media luna apuntando a los romanos. La caballería a los lados. Aníbal predecía que los romanos usarían su ventaja para arrasar con su parte central.
Roma noqueada
Llegó la hora y los consules mandaron a su ejercito a embestir y destruir el centro de la formación cartaginesa, tal como Aníbal predijo. La embestida fue colosal y la media luna poco a poco fue retirandose hacia atrás formando una bolsa. Por otro lado la caballería cartaginesa del lado izquierdo de la formación, arremetió contra la romana en su mismo lado, esta se retiró rapidamente.
Más tarde la caballería púnica del lado contrario cargó contra la italica de su lado, pero esta aguanto el combate, hasta que las monturas púnicas del lado contrario apoyaron e hicieron huir a los restantes jinetes.
Durante el transcurso de esto la bolsa cartaginesa había atrapado a la mayoría de la infantería romana. Aníbal mandó a sus tropas pesadas atacar los flancos de la mastodontica fuerza de la república, a su vez la caballería púnica se abalanzó a la espalda de la marabunta.
Los romanos quedaron rodeados y fueron aniquilados. Las cifras de bajas romanas rondaron los 50.000 y 70.000 fallecidos, no obstante las cartaginesas fueron tan solo de 16.700.
Mi visión
La lucidez de Aníbal en esta batalla dejó a toda la república en un estado de shock del cuál no pudieron remontar en un tiempo, el porque no se atacó y destruyó Roma es algo desconocido.
Esta batalla demuestra que por muy superior que sea el enemigo, nadie es invencible.
Jesús Inarejos