CONGRESO DE LOS DIPUTADOS. Que Vox es para el resto de los grupos del Congreso como un leproso del que huyen es evidente. Y bien que le gusta ese papel a Santiago Abascal, su líder, para sacar la bandera del victimismo, la persecución y el «si todos nos atacan será que tenemos razón».
Eso lo convierte en protagonista hasta de los debates en los que no participa. Pedro Sánchez, este miércoles, trató de sacudirse los titulares de la semana pasada, cuando Vox le salvó el decreto de los fondos europeos, sacándose otro de la chistera: puso a Abascal como ejemplo de «sentido de Estado» frente a Pablo Casado. El hecho es que Vox les resulta a todos contagioso, y tanto Pedro Sánchez como Pablo Casado se lo tiraron a la cara de un lado al otro del hemiciclo, unos por la abstención que salvó al Gobierno y los otros al sugerir que el PP está tan perdido que hasta la ultraderecha lo mejora «en momentos de lucidez».
Mientras Abascal se hinchaba de gozo en su escaño, los populares le pedían al Gobierno que «dé la bienvenida como se merece a su nuevo socio en la coalición Frankenstein». Y el presidente levantaba las cejas y sonreía tras la mascarilla: «Señor Casado, el señor Abascal le ha dado una lección de responsabilidad de Estado con el decreto del los fondos europeos».