Lo visto en las calles de España en las últimas 48 horas de protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, condenado por enaltecer a ETA, da muestra de la intensa violencia que están desplegando los grupos ultra. Pero los datos que tiene la Policía no son tranquilizadores: han interceptado una serie de mensajes entre los ultraizquierdistas violentos con las instrucciones para fabricar cócteles molotov y utilizarlos contra los agentes. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuentan con un aumento de la violencia de cara a días próximos.
Las violentas revueltas callejeras de estos días no han hecho más que empezar. Según confirman fuentes policiales del área de información a OKDIARIO, se han interceptado mensajes alarmantes en varios de los grupos de chat de Telegram y Signal en los que los impulsores de estas convocatorias apuestan por subir de nivel la agresividad.
Entre esos mensajes hay algunos especialmente preocupantes, como un vídeo en el que se dan instrucciones precisas para la elaboración de cócteles molotov en botellas de cerveza de cristal para lanzar a los agentes. Según se advierte en las imágenes, los enfrentamientos con la Policía cuando se recurre a estas armas incendiarias son «más fáciles, porque los agentes le tienen miedo». El vídeo está en inglés, y las imágenes apuntan a que ha sido elaborado originariamente por algún grupo radical de izquierdas de Estados Unidos.
«Los molotovs pueden incrementar enormemente nuestro poder en las calles», aseguran los autores el vídeo antes de comenzar con la ‘lista de la compra’ necesaria para elaborarlos: gasolina, aceite de motor («para que el fuego dure más y sea mayor»), cinta aislante, gasas sanitarias… «Nunca toques ningún material sin guantes, para evitar que se queden huellas dactilares», recomiendan.
Extrema violencia
Las imágenes registradas en Madrid y Barcelona en los últimos dos días dan una muestra de la violencia que están mostrando quienes se han echado a la calle por la detención del rapero condenado Pablo Hasél.
Según explican fuentes de los Mossos, el nivel de violencia que se vive estos días en las calles de Cataluña es muy similar al que se sufrió en las jornadas posteriores a la publicación de la sentencia del 1-O, en octubre de 2019. Sin embargo, advierten, en esta ocasión se han traspasado algunas líneas rojas hasta ahora no vistas por los agentes. Se refieren al asalto a la comisaría de Vic (Barcelona) el pasado lunes, cuando varias docenas de radicales la emprendieron a pedradas contra el edificio policial.
Dentro tan sólo había un retén de agentes que no había recibido refuerzo de la seguridad a pesar de que se contaba con las protestas. Un grupo de unos 10 agentes de seguridad ciudadana, equipados con escudos y cascos de unidades antidisturbios, salieron a repeler la agresión y resultaron heridos. Fueron golpeados y pateados hasta que llegaron refuerzos y consiguieron aplacar a los violentos y hacerlos retroceder.
Malestar entre los Mossos
El resultado del asalto: cristales y puertas rotas, vehículos destrozados y una sensación de imprevisión e indefensión total. En primer lugar, explican, porque las convocatorias en favor de Hasél estaban previstas desde 24 horas antes y no se produjo ningún refuerzo de seguridad en las comisarías. Tampoco se reforzaron las plantillas, obligando a muchos agentes ‘regulares’ de seguridad ciudadana a actuar como miembros antidisturbios. «En algunos lugares los ARRO (los antidisturbios de las Áreas Regionales de Recursos Operativos) tuvieron que dejar cascos y escudos a compañeros para hacer frente a la situación», aseguran agentes de los Mossos.
«Hay mucho malestar. Lo de Vic no había pasado nunca y los pilló como los pilló. No les han quemado la comisaría de milagro. La gente está muy harta. Hay una sensación de que estamos muy solos», lamentan fuentes de Mossos a OKDIARIO.
Sus iras se centran en su máximo jefe, el comisario repuesto José Luis Trapero, al que acusan de conocer estas convocatorias a través de la Comisaría de Información de los Mossos. La dirección de la policía autonómica tenían datos precisos del perfil de las citas, de sus integrantes y de sus antecedentes. «Y no se hizo nada para reforzar la seguridad de los agentes», recuerdan.
También ha molestado las imágenes de Trapero en su visita, de madrugada y de paisano, a la comisaría atacada en Vic. Allí, el jefe de los Mossos -el mismo que estaba al frente de ellos durante el 1-O- escuchó el testimonio de los agentes agredidos. Lo hizo con las manos en los bolsillos, en una imagen que ha encendido los ánimos en el cuerpo.