LA PARADOJA DE LA LA LEY SECA: 14 AÑOS DE ALCOHOL Y MAFIAS

LA PARADOJA DE LA LA LEY SECA: 14 AÑOS DE ALCOHOL Y MAFIAS

La Ley Seca de Estados Unidos es de esas etapas de la historia americana curiosas y recurrentes por lo que significó para el país a todos los niveles. Hoy vamos a tratar brevemente este periodo interesante de la historia de Estados Unidos que va desde 1919 a 1933.

Contra el descontrol

Los orígenes de Estados Unidos se encuentran en los primeros inmigrantes ingleses que abandonaron el Viejo Continente en busca de una nueva vida donde desarrollar su fe puritana. Este puritanismo tan conservador fue el que, a principios del siglo XX, vio amenazada su tradición con la llegada de inmigrantes de Europa. Esta inmigración de clase obrera, mucha de origen irlandés o alemán, por ejemplo, disfrutaba de un modo de vida menos recatado: celebrar fiestas, ir a los saloons y beber bastante alcohol. Delante de lo que consideraban un ataque a su cultura, los sectores religiosos e intelectuales del país más conservadores empezaron a trabajar juntos para acabar con esas actitudes que no consideraban adecuadas. Y decidieron ir a por el alcohol como, según ellos, fuente de todo ese mal. Hay que decir que noticias como la de que un hombre borracho violó a su mujer y tuvieron un bebé que era un demonio en Chicago ayudaron a la causa puritana para prohibir el alcohol en todos los Estados Unidos. A pesar de que la ley se aprobara en 1919, ya en 1917, el Congreso americano ya había aprobado una resolución de la decimoctava Enmienda a la constitución americana, la cual prohibía la venta, importación, exportación, fabricación y transporte de bebidas alcohólicas en todo el territorio de Estados Unidos.

El proceso para convertir aquella resolución en ley no se haría efectiva hasta noviembre de 1919. En enero de ese año, la enmienda fue ratificada por 36 de los 48 estados y, de esta manera empezó su recorrido para ser ley. Entre enero y octubre, la Liga Antibares trabajó en la redacción de la ley que fue apoyada por el presidente del Comité de la Cámara de Representantes de los EEUU sobre Asuntos Judiciales, Andrew Volstead. Ese apoyo y defensa hizo que la Ley Seca fuera conocida como Ley Volstead. Hay que decir que el presidente Woodrow Wilson vetó la ley por razones de carácter técnico, pero ese veto duró hasta el 28 de octubre cuando la ley fue promulgada. Esta ley venía a decir que «ninguna persona fabricará, venderá, cambiará, transportará, importará, exportará o entregará ningún licor embriagador excepto los autorizados por esta ley», es decir, no prohibía el consumo de alcohol porque la ley autorizaba el consumo del vinagre, la sidra y el vino de misa y se autorizaba también el consumo de alcohol con fines médicos, pero sí que prohibía la manufactura y venta de las bebidas alcohólicas.

Que reine el caos

La norma como tal no entró en vigor hasta el 1920. A partir de entonces, proliferaron las tabernas clandestinas y los clubes nocturnos que vendían alcohol sin que se enterasen las autoridades federales. Surgieron contrabandistas que suministraban a estos locales con bebidas procedentes de México y Canadá y hubo gente que se fabricó destilerías secretas en casa para fabricar cerveza en artilugios caseros o destilar ginebra en la bañera. Pero lo peor que pudo traer la Ley Seca fue el crimen organizado.

Los años 20 fueron la edad dorada de las mafias que se adueñaron del negocio del alcohol que tantos beneficios les reportó. Fueron los gánsteres los que se encargaron de crear sus destilerías ilegales y de establecer y controlar redes de distribución muy ingeniosa. Fue gracias al negocio del alcohol que surgieron los grandes mafiosos como Lucky Luciano, John Torrio, Dutch Schultz o Al Capone. Estos hombres construyeron auténticos imperios del crimen en los que se eliminaba a la competencia y se obligaba a los dueños de los negocios clandestinos a pagar por su “protección”. Y cuando se habla de imperios no se exagera, ya que tenían tales fortunas que podían llegar a sobornar a políticos, policías y jueces para que hicieran la vista gorda y les dejaran tranquilos. El ejemplo más claro de lo que estamos diciendo es el caso de Al Capone y Chicago porque, a medida que se hacía rico y poderoso en la ciudad, en todo el país era conocido y temido como gran criminal.

Cayendo por su propio peso

A medida que iban pasando los años, el alcohol y la violencia que provocaba este se iban asentando y normalizando en la sociedad americana hasta tal punto que, en marzo de 1933, el Congreso acabó legalizando la venta de vino y de cerveza que tuviera hasta un 3,2% de alcohol a través del acta de Cullen-Harrison; una acta presentada y defendida por el representante Thomas H. Cullen y el senador Pat Harris y firmada por el presidente del momento, Franklin Delano Roosevelt. Este fue el primer paso efectivo para la derogación de La Prohibición. A finales de ese año 1933, gracias al voto a favor del estado de Utah en favor del Acta de Blaine, una enmienda que buscaba la supresión de la Decimoctava Enmienda quedaba aprobada la Vigesimoprimera Enmienda que declaraba inconstitucional el Acta de Volstead y, a efectos legales, acababa con la Ley Seca.

Como vemos, la historia de la Ley Seca es de esas historias que nos demuestran que prohibir por prohibir no soluciona nada.

Carlos Llanas

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *