RICHELIEU: DE LA CAPILLA A PALACIO

Una de las grandes figures del siglo XVII de la historia europea es Armand-Jean du Plessis; más conocido como el cardenal Richelieu. Este hombre pasó de ser un reputado eclesiástico a ser, junto el Conde Duque de Olivares, el paradigma de valido del rey en la Europa de la época. Un hombre ambicioso y poderoso que llevó a Francia a recuperarse como potencia dentro del viejo continente. Hoy repasaremos brevemente su vida.

Obispo por sorpresa
Armand-Jean du Plessis era el tercero de cinco hijos del matrimonio entre Suzanne de la Porte, hija de un consejero del parlamento de la ciudad de París, y Françoise de Plessis, señor de la pequeña nobleza de Richelieu. A la muerte del padre en 1590, durante las guerras de Religión en Francia, la madre de Armand-Jean tuvo que ponerse al frente de un señorío arruinado y asumido en numerosas deudas. Por su parte, los cinco hijos de Suzanne tuvieron que encaminarse a los diferentes roles profesionales y personales que dictaba la época. De esta manera, el hijo mayor heredaba el título y propiedades (y deudas) de la familia; el segundo hijo, Alphonse, se iba a dedicar a la vida eclesiástica; el tercer hijo, Armand-Jean, iba a hacer carrera en la administración o en el ejército y, las dos hermanas, iban a tener que buscar marido.

De esta manera, con nueve años, el pequeño Armand-Jean se fue al Colegio de Navarra de París, donde se podía estudiar gramática, lógica o teología y, más tarde, ingresaría en la Academia de Pluvinel para seguir su formación como gentilhombre y militar. Por su parte, Alphonse du Plessis hizo su carrera como sacerdote con el objetivo de ocupar el puesto de obispo del obispado de Luçon. Este obispado pertenecía a la familia du Plessis gracias a la cesión que le hizo el rey Enrique III a la familia. El último obispo de Luçon, el tío abuelo de Armad-Jean, había fallecido y lo estaba substituyendo un obispo interino a la espera de que Alphonse ocupara el sitio. Sorprendentemente, el hermano de Armand-Jean rechazó el puesto y se dedicó a ser monje cartujo. Por su parte, Armand-Jean, debido a problemas de salud, renunció, sin mucha oposición, a la carrera militar y reemplazó a su hermano al frente del obispado de Luçon en 1606, pero no fue consagrado como obispo hasta el año siguiente por no tener ni los estudios necesarios ni la edad mínima requerida para asumir el cargo. De esta manera, el joven Richelieu tuvo que viajar hasta Roma para obtener una dispensa papal que le fue concedida por el papa Pablo V.

Del obispado a palacio
Richelieu fue un obispo activo e hizo de su obispado el primer obispado de Francia en la defensa y difusión de las reformas propuestas por el Concilio de Trento y, como obispo, Richelieu defendió el derecho de la Iglesia a no tener que pagar impuestos. Todo este trabajo le valió al obispo ser elegido por el clero de Poitou como diputado de los Estados Generales de 1614, por parte del sector del clero. Sus dotes de oratoria y su defensa hacia las políticas de la reina regente María de Médici, le valieron para ganarse la simpatía de la reina que le nombró limosnero real y capellán personal de Ana de Austria, la esposa del hijo de María de Médici, el futuro Luís XIII. Un año después, en 1616, Richelieu es nombrado secretario de Estado de Exterior y de Guerra.

Mientras Richelieu ocupó esos cargos, el primer ministro era Concino Concini y María de Médici, a pesar de ya no ser reina regente, mantenía el poder efectivo. Concini y María de Médici llevaron a cabo una política impopular que provocó diferentes conspiraciones para desalojarlos del poder. En abril de 1617, Luis XIII. Aconsejado por el halconero real Charles de Luynes, ordena
arrestar y ejecutar a Concini y encerró a su madre en el castillo de Blois. Richelieu también fue destituido de sus cargos y fue desterrado, primero a Angulema, y después, a Aviñón. En 1619, María de Médici consigue escapar de su confinamiento de Blois para encabezar una rebelión aristocrática contra su hijo. El rey y su mano derecha, ahora duque de Luynes, le encargan a Richelieu la tarea de negociar una paz con la reina madre para llegar a una paz. Las negociaciones fueron difíciles, pero madre e hijo firmaron los Tratados de Angulema y de Angers en 1620. La paz garantizaba la libertad de María de Médici y su pertenencia en el Consejo Real.

Después de su papel en las negociaciones de paz y tras la muerte del Charles de Luynes, Richelieu reinició su acercamiento al poder. Richelieu fue propuesto por Luis XIII para ser cardenal al papa Gregorio XV, que lo reconoció el 19 de abril de 1622 y, el día 16 de ese mes, Luis XIII nombraba a Richelieu como primer ministro de Francia. Tras dos años, el cardenal fue nombrado miembro del Consejo Real, gracias a la reina madre, y maniobró para el arresto por corrupción del hasta entonces principal ministro del reino, Charles de La Vieuville, pero los poderes del cargo fueron repartidos entre Marillac y Chamigny. Gracias a su habilidad para hacer frente a las diferentes crisis que pasó el reino, Richelieu se ganó la confianza del rey para ser su principal consejero.

Haciendo frente a los problemas
Recordemos que en su etapa de obispo de Luçon, Richelieu defendió a capa y espada las doctrinas de Trento que incluyan la lucha contra el protestantismo y que, como secretario de Estado de Exterior y Guerra, Richelieu vio las dificultades que Francia sufría al estar flaqueada por territorios de la casa de los Habsburgo. Por esta razón, los principales ejes de la acción política del cardenal fueron, a nivel interior, la lucha contra el protestantismo y, a nivel exterior, la lucha contra los Habsburgo, en especial la casa española. Esto dio la paradoja de que Francia luchara contra los protestantes dentro de su territorio mientras que los apoyaba en el exterior en su lucha contra la monarquía hispánica en la Guerra de los Treinta años.

A nivel interior hay que destacar la revuelta hugonote que ocupó la ciudad de La Rochela. Durante dos años, el propio Richelieu encomendó un asedio a la ciudad que pretendía evitar que los ingleses ayudaran a los hugonotes. Finalmente, La Rochela se rindió en 1628 y en 1629, con el edicto de gracia de Ales, el cardenal permitía la libertad de culto, pero suprimía prerrogativas políticas y militares a los protestantes franceses y, de esta manera, debilitaba a una gran oposición interna.

María de Médici y Ana de Austria siempre fueron firmes defensoras de firmar una paz y alianza con la monarquía hispánica y, viendo la toma de decisiones del cardenal, decidieron júraselo todo a una carta mientras este estaba en Italia luchando contra los Habsburgo. El 10 de noviembre de 1630, conocido como “el día de los Inocentes”, suegra y nuera intentaron convencer a un enfermo Luis XIII para que apartara a Richelieu del poder y confiara en el sector pro-español, pero, para la sorpresa de todos, Richelieu apareció en la habitación del rey por un pasadizo secreto y, después de una escena violenta entre la reina madre, la reina y el cardenal, el rey decidió apoyar a su consejero. Como represalias, María de Médici fue exiliada a Compiègne y los líderes del sector pro-español, ejecutados.
Sin oposición, Richelieu se convirtió, definitivamente, en el hombre más influyente y poderoso de Francia siendo el principal ministro o valido del rey Luis XIII.

El gran valido de Francia
La obra política del cardenal Richelieu se resumió en debilitar el poder de la nobleza para fortalecer el poder real, en fundar la Academia Francesa para la regulación y perfeccionamiento de la lengua francesa y, sobre todo, en apoyar a los enemigos de los Habsburgo de manera indirecta para debilitar su poder en Europa en la Guerra de los Treinta años. Como ya hemos dicho antes, Richelieu siempre tuvo predilección por los españoles y es bien sabido su intervención y apoyo a las sublevaciones de Portugal y Cataluña, de la cual, el rey Luis XIII llegó a tener la soberanía. Sin embargo, el cardenal adquiriría mala reputación hasta sus últimos días, ya no solo por la nobleza, sino por las clases populares por la imposición de tributos como la gabela (impuesto sobre la sal) y la taille (impuesto sobre la tierra) para poder hacer frente a los gastos que sufrían las arcas reales.

Richelieu murió el 4 de diciembre de 1642, recomendando al cardenal Mazarino como sucesor en el cargo y dejando grandes sumas de dinero a Luis XIII, que murió a los pocos meses, y a sus gatos, que fueron asesinados por la Guardia Suiza. Su cuerpo fue enterrado en la capilla de la Sorbona, en París, pero fue profanado durante la Revolución: lo decapitaron. Años más tarde, la cabeza fue devuelta y se enterró de nuevo el cuerpo del hombre que ayudó a que Francia fuera la gran potencia del continente durante casi 300 años y precursor del Absolutismo.

Carlos Llanas Vizcaino

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