Santiago Abascal tomó la palabra y exigió a Marlaska que corrigiera inmediatamente esa situación, que desplegara a las unidades de intervención a la suficiente distancia como para que el acto pudiera desarrollarse con tranquilidad y sin riesgo de orden publico. Porque para entonces, después de intervenir tanto Abascal como Monasterio, en medio de empujones, agresiones y lanzamientos de objetos, la situación alcanzó un alto nivel de tensión, con graves incidentes y decenas de heridos.
Abascal decidió parar el acto y exigir públicamente a Marlaska, al que deseó que acabe en la cárcel por su comportamiento, que diese la orden para que hubiera una distancia de seguridad acorde a un acto democrático como un mitin. Y en ese momento, los agentes, que estaban a la espera de recibir ese visto bueno, comenzaron a empujar a los antisistema y a cargar (se escucharon disparos de salvas policiales) hasta que se logró una distancia de seguridad que permitió proseguir con el acto.
En la plaza vallecana no faltaron policías, más de 200, y hasta un helicóptero, pero sin órdenes claras de hasta dónde se podian acercar los antisistema a los simpatizantes de Vox. Ya desde primera horas de la tarde, el despliegue policial era muy importante. Desde redes sociales, los autoidentificados como ‘antisistema’ habían anunciado que ‘okuparían’ la plaza anes de que llegaran los de Vox, que sí tenían el visto bueno de las autoridades gubernamentales para celebrar el mitin.
La presencia policial evitó esa ‘okupación’. ¿Por qué tanta presencia de uniformados, de agentes de las Unidades de Intervención Policial? «Es la mejor medida preventiva, la visualización de la fuerza, que vean que somos muchos y pertrechados. Eso resta valor a los que tienen ganas de liarla», apunta a este periódico uno de los responsables del dispositivo.
A la Plaza de la Constitución -denominada entre la izquierda la Plaza Roja- estaba previsto que acudieran no más allá de 300 personas. Vox quería un acto muy controlado. «Que nadie pueda decir que no hemos cumplido las normas», apuntaban desde la organización. Pero de nuevo, como ya les pasó en Sevilla y en Murcia, las previsiones se vieron desbordadas.
«¿Pero por qué no van a poder venir esta gente a contarnos lo que quieren hacer si ganan?«, le preguntaba una mujer de avanzada edad a uno de los anti Vox que acudió con una cacerola a tratar de boicotear el acto. «Porque son unos fascistas. Y no queremos fascistas en nuestros barrio», le contestaron por más argumentos.
Los discursos se centraron en los ataques al Gobierno «social comunista», a la inseguridad que se respira en Madrid según Vox, al problema de la ‘okupación’ y a la falta de libertades que trata de imponer el gobierno ‘social comunista’ a traves de un estado de alarma que tiene cercenadas las libertades de los españoles y que Vox tiene recurrido ante el Tribunal Constitucional.
No faltaron las referencias al ‘control’ que Casado y Génova 13 tienen sobre el discurso y la candidatura de Díaz Ayuso: «Son casi su peor enemigo». Pero las críticas se centraron en Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. De puntillas se citó al candidato socialista Ángel Gabilondo.
El balance definitivo de los incidentes es de 14 heridos atendidos por el Samur más otros 17 policías nacionales atendidos con contusiones leves. Tres de los heridos han sido hospitalizados. Hay dos detenidos. La Delegación de Gobierno calcula que han asistido al mitin de Vox unas 150 personas frente a los 500 antifascistas que han acudido a la zona, informa Luis Fernando Durán.
La diputada de Vox Macarena Olona ha manifestado en Twitter que hay «dos asistentes con la cabeza abierta y un diputado en el hospital». Se trata de Ángel López, diputado por Guadalajara y, desde hace un año, jefe de gabinete de Santiago Abascal. Presenta lesiones en una mano.
«Madrid es de todos», ha manifestado la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, para condenar los incidentes.
CRUCE DE TELÉFONOS
Cuando comenzaron los incidentes y Abascal decidió parar el mitin, ser activó un frenético cruce de teléfonos entre dirigentes de Vox y representantes del PSOE y del Estado. La co portavoz en el Congreso de Vox, Macarena Olona, comunicó con la presidenta del Senado, Pilar Llop, para que le trasladara la grave situación que se estaba viviendo en ese momento en Vallecas y el riesgo físico para los asistentes. Porque Vox, al contrario de otras formaciones nacionalistas e independentistas, no tienen el móvil del ministro del Interior. Acto Seguido, Pilar Llop comunicó de nuevo a la portavoz de Vox que ya había hablado con Marlaska y que éste le había dicho que había fuerza suficiente para controlar la situación.
Lo cierto es que minutos después, algún mando policial o de la delegación del Gobierno, al ver el alcance de inseguridad que había en la Plaza de La Constitución, corrigieron el dispositivo y marcaron distancia de seguridad entre los que acudían a mitin y los que trataban de reventarlo.
«Dieciocho pasos hemos tenido que dar hasta acercarnos a esos miserables. Una botella me ha golpeado en la cara. Esto es lo que ha conseguido Sánchez», ha señalado el líder de Vox.
Asimismo, ha lamentado que varios simpatizantes de Vox hayan recibido golpes, pero ha aseverado que van a finalizar el acto «le pese a quien le pese».
Abascal, que ha mostrado desde el atril algunos de los objetos lanzados, como varios adoquines, ha responsabilizado al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de los disturbios y ha dicho que «debe ir a prisión» por ello, ya que asegura que «no ha permitido a la policía cumplir con su trabajo».
«Nos han intentado lapidar con piedras con la complicidad del ministro Marlaska y de Pedro Sánchez», ha denunciado Abascal, que asegura que «sólo Vox tiene que hacer campaña en estas circunstancias, a tiro de piedra». Y recordó el acoso y la violencia que esta misma formación tuvo que sufrir cuando se celebraron comicios autonómicos en Cataluña y en el País Vasco.