Elecciones en Ecuador y Perú: entre la incertidumbre y la pandemia
Las elecciones presidenciales de hoy en Ecuador y Perú son el mejor ejemplo de las dudas políticas que marcan los tiempos del coronavirus, con altas dosis de incertidumbre, muchos indecisos y con el martillo de la pandemia que no deja respirar a sus sociedades.
Las urnas se abrirán de nuevo para que los ecuatorianos decidan sobre el regreso del correísmo al poder, con el gran líder Rafael Correa en el exilio, condenado a ocho años de cárcel por corrupción.
En Perú, el terremoto político es de tal profundidad que la actual legislatura ya ha visto cuatro presidentes distintos, al margen de la larga lista de exmandatarios que han pasado por la cárcel.
Los resultados están abiertos de par en par en ambos países andinos, que sufren la embestida del Covid: en ocho de las 23 provincias de Ecuador se mantuvo en estado de excepción hasta ayer mientras Perú reportó durante marzo más de 700 víctimas mortales diarias.
La contundente ventaja del correísta Andrés Arauz (32,72% en primera vuelta frente al 19,74% del derechista Guillermo Lasso) más las protestas indígenas lideradas por Yaku Pérez, quien se quedó fuera por 32.000 votos, adelantaban un balotaje cómodo para el abanderado de Unión por la Esperanza. Pero en un solo mes la tendencia se ha invertido de tal manera que la inesperada remontada de Lasso aparece contabilizada en todas las encuestas, incluso algunas de ellas apuestan por un empate técnico, pese al favoritismo de Arauz.
«No esperaban que Lasso renovara tanto su imagen, discurso y propuesta. Curiosamente los más jóvenes (entre 18 y 25 años) están votando por Lasso (65 años). Mi teoría es que para los jóvenes sólo han existido en el Palacio presidencial de Carondelet Rafael Correa y Lenín Moreno», apunta para EL MUNDO el analista Matías Abad.
En primera vuelta, Lasso quedó atrapado en los límites ideológicos de su Movimiento CREO y de su aliado el Partido Social Cristiano (PSC), una plataforma conservadora a la que sumó su pertenencia al Opus Dei y su pasado como banquero, un estigma para buena parte del país.
«En la estrategia de Lasso, desde el eslogan ‘Encontrémonos’ tiene un claro concepto de ‘somos todos’ frente a él, Correa. Han abierto el espectro ideológico, moderando su discurso, reuniéndose con minorías», desvela Abad, profesor de Estudios Globales en la Universidad de Azuay.
Los 13 puntos de ventaja inicial se fueron reduciendo mientas se mantiene un porcentaje de indecisos muy alto, en torno al 15%. Las espadas políticas están en todo lo alto, aunque un Arauz a la baja se reserva un colchón de voto en estratos populares que se escapan a las mediciones.
Una cuarta característica marca ambos procesos electorales: el impacto de los debates. Si en Ecuador supuso el inicio oficioso de la segunda campaña, en Perú ha expuesto a los 18 candidatos ante un país hastiado de políticos y escándalos en una campaña minimizada por el coronavirus.
Las encuestas confirman que hasta siete candidatos pueden disputar el seguro balotaje de junio. El centrista Yonhy Lescano, de Acción Popular, se mantiene al frente sobre un pelotón con números muy parecidos: el derechista Hernando de Soto, que se ha beneficiado por su contundencia en los debates presidenciales; la populista Keiko Fujimori, quien ya rozó la presidencia hace cuatro años, y la izquierdista Verónika Mendoza, candidata del Grupo de Puebla.
Muy cerca de ellos todavía aspiran el ex alcalde George Forsyth, antiguo portero de Alianza de Lima, y el bolsonaristaRafael López Aliaga. Hasta el sindicalista Pedro Castillo sueña con un balotaje que nadie tiene seguro en las elecciones con mayor incertidumbre de la historia.