La batalla contra la pobreza de las trabajadoras sexuales en Ciudad de México
La crisis económica derivada de la pandemia ha forzado a miles de personas a dedicarse a la prostitución en Ciudad de México. Muchas se han quedado sin casa y luchan cada día para poder alimentarse.
Angora, de 27 años y originaria de Honduras, empezó a prostituirse a los 12 años. Antes de la pandemia conseguía ganar lo suficiente como para mandar algo de dinero a su familia. Ahora no tiene ni para pagar un alquiler.
Se acomoda el vestido para tratar de conseguir clientes a la caída de la tarde. Llevaba horas esperando en la misma esquina cuando un hombre se acercó a ella, se hizo pasar por un potencial cliente y acabó robándole el bolso.Muestra el tatuaje que lleva en el pecho con el nombre de su hermano José, asesinado en Honduras.
Un cartel en las oficinas de la organización Brigada Callejera recuerda a las trabajadoras sexuales realizar posiciones que eviten el contacto cara a cara para evitar el riesgo de contagio durante la pandemia.
Geraldine espera la llegada de clientes a la salida del metro Revolución. Muchos de sus clientes habituales dejaron de visitarla durante la pandemia y cada nuevo encuentro es un nuevo riesgo de contagio.
Laura, de 62 años, trata de buscar clientes a las afueras del metro Revolución. Lleva dedicándose a la prostitución desde hace 45 años, pero dice que nunca había sufrido tanto para salir adelante.
Según la organización Brigada Callejera, más de 15.000 personas se dedican al trabajo sexual en Ciudad de México, el doble que antes de la pandemia. Elvira Madrid, fundadora de esta asociación, calcula que el 40% son personas que habían dejado la prostitución pero se han visto forzadas a regresar a ella por la crisis económica.
Trabajadoras sexuales alzan el puño durante un encuentro virtual a nivel nacional para promover sus derechos organizado por la Brigada Callejera. Según la organización, al menos 50 trabajadoras sexuales han fallecido por la covid-19.