Varias familias de migrantes intentan bajarse de una balsa infable con la ayuda de un agente de los Rangers de Texas después de cruzar de noche el río Grande entre México y Estados Unidos con la esperanza de obtener asilo
Enfrentada a la mayor ola migratoria en quince años, sin instalaciones suficientes para afrontar la llegada en cifras récord de menores no acompañados, la Administración Biden ha acabado recurriendo a acuerdos con México, Honduras y Guatemala para reforzar el control militar de sus fronteras y tratar de frenar las llegadas irregulares.
Las medidas recuerdan a los anunciadas por Donald Trump en el 2018 tras un duro pulso con su vecino del sur, al que amenazó con asfixiar mediante una guerra arancelaria.
Estados Unidos interceptó en marzo a casi 172.000 personas tratando de entrar al país por su frontera sur, la cifra más alta desde el año 2006.
La mayoría de estos migrantes (alrededor de 104.000) fueron devueltos de inmediato a México, que a raíz de la puesta en marcha de una nueva ley sobre la retención de menores ha dejado de aceptar a muchas familias, en especial a aquellas que viajan con niños de menos de seis años.