Trasladan a Navalni de la prisión a un hospital para condenados
El desatacado opositor ruso Alexéi Navalni es trasladado este lunes a un hospital fuera de la cárcel donde cumple una condena de 2,5 años. La decisión, tomada por el Servicio de Prisiones de Rusia, se produce después de las protestas internacionales y las advertencias de que la muerte del activista anti-Putin tendría «consecuencias».
El Servicio de Prisiones anunció que Navalni, de 44 años, será trasladado desde la Colonia Penitenciara IK-2 de Pokrov al hospital provincial para presos, situado en la ciudad de Vladímir, la capital del óblast del mismo nombre.
El opositor, su familia y colaboradores llevan semanas pidiendo que se le permita llamar a un médico de su propia elección. Según sus abogados, padece fuertes dolores de espalda y ha perdido sensibilidad en manos y piernas. Pero el Servicio de Presiones de Vladímir se negó a tal petición y dijo que recibía la asistencia necesaria.
Ante esa negativa, Navalni se declaró en huelga de hambre el pasado 31 de marzo.
Desde entonces, su salud ha empeorado dramáticamente, según denunciaron este fin de semana sus médicos, que tuvieron acceso a un reciente análisis de sangre del político. Según su médica personal, Anastasía Vasílieva, el nivel de concentración de potasio en la sangre de Navalni ha llegado a un nivel «crítico», lo que podría derivar en un fallo cardiaco, renal, e incluso podría morir.
Desde el Gobierno de Estados Unidos se advirtió el domingo de que la muerte del opositor más destacado al Kremlin tendría «consecuencias». El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que habían «informado a las autoridades rusas de que son responsables de lo que le suceda a Navalni durante su detención, y la comunidad internacional les hará responsables».
Tanto el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como el de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, plantearon la situación de Navalni en recientes conversaciones telefónicas con el presidente ruso, Vladímir Putin.
La hija de Navalni, Daria, de 20 años, también lanzó el domingo un mensaje en redes pidiendo a las autoridades rusas atención médica para su padre. «Podría morir pronto», aseguró.
Según el Servicio de Prisiones, «en este momento, la salud de Navalni se considera satisfactoria, es examinado por un médico de cabecera todos los días. Con el consentimiento del paciente, se le recetó una terapia de vitaminas».
El hospital, donde se envía a Navalni está ubicado en el territorio de la Colonia Penitenciara IK-3, de régimen estricto y situada no lejos del centro de la ciudad de Vladímir.
El opositor llevaba en el penal de Pokrov desde febrero, en cumplimiento de una decisión de un tribunal de Moscú, que declaró probado que Navalni había violado la libertad provisional de que gozaba desde 2014, cuando fue condenado por fraude. Por este motivo, la juez ordenó que cumpliese 2,5 años de forma efectiva en prisión.
El líder opositor fue detenido en enero, nada más regresar a Rusia desde Alemania, donde pasó meses sometido a tratamiento para recuperarse y rehabilitarse del envenenamiento que sufrió en agosto con una sustancia tóxica del tipo Novichok. Navalni y su equipo culpan del ataque al FSB y directamente al presidente de Rusia, Vladímir Putin. El Kremlin, por su parte, niega cualquier implicación.
Su detención provocó las jornadas de protestas más multitudinarias de los últimos años contra Putin.