Las fuerzas de seguridad han repelido en las últimas horas nuevos intentos de acceso irregular «cada vez menos tumultuosos» y el número de entradas a territorio español se ha reducido al mínimo, aunque todavía son «cientos» los migrantes concentrados en la parte marroquí que intentan saltar el vallado.
El Ministerio del Interior asegura que 5.600 inmigrantes han retornado a Marruecos tras acceder de forma irregular a Ceuta, de los aproximadamente 10. 000 que lograron rebasar la frontera desde el lunes.
Estos supone que el 70% de los que han entrado en España han vuelto ya a su país de origen.
El Gobierno considera que la llegada masiva de migrantes marroquíes a Ceuta ha sido un «asalto» a una frontera europea como es la española y no una crisis migratoria, si bien cree que todo va «volviendo a su sitio» y que Marruecos está «suavizando la situación».
No obstante, Moncloa admite que todavía queda por resolver la crisis diplomática que se ha abierto con el país vecino; una crisis que en el Gobierno esperan resolver pronto, empezando por el regreso de la embajadora marroquí en Madrid, ya que consideran a Marruecos un país «amigo», y están convencidos de que debe seguir siéndolo.
La Comisión Europea mientras asegura que Marruecos se ha comprometido a controlar el paso de personas a Ceuta: «Ha habido contactos y las autoridades marroquíes se han comprometido a ayudar y asistir en esta situación. Tenemos confianza en que se puedan encontrar soluciones compartidas».
Este mensaje va en línea con la actitud conciliadora que ha exhibido el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, que este martes habló de preservar la «buena relación» entre la UE y Marruecos y abordar la cuestión migratoria «con espíritu de cooperación y diálogo».
Pero hay otras voces más críticas como las del vicepresidente de la Comisión responsable de migración que advierte que el bloque europeo «no se dejará intimidar» o «chantajear por nadie» en materia migratoria.