En el pasado artículo estuvimos repasando la historia de Corea del Sud desde su fundación hasta la actualidad y pudimos ver los altibajos que ha sufrido para llegar a lo que es ahora. Hoy, es el turno de la otra Corea; hoy vamos a hablar de Corea del Norte.
La fundación
Al final de la II Guerra mundial, la Unión Soviética decidió hacer acto de presencia en Asia atacando los territorios que el Imperio japonés había conquistado en el continente como Manchuria o Corea. Por su parte, Estados Unidos estaba llevando la guerra con Japón en el Pacífico. Cuando los americanos vieron el avance soviético en unos territorios en los que ellos no tenían efectivos, rápidamente quisieron parar ese avance y se acordó la división de la península de Corea, el apéndice del continente asiático que servía para acercarse más a Japón, en dos zonas: el norte se quedó en manos soviéticas y el sur, la más cercana a Japón, se quedó para los americanos.
Acabada la guerra, en el verano de 1948, EEUU reconoció la formación de un estado en la zona que controlaban y se creó Corea del Sur. Por su parte, y en respuesta, la URSS decidió apoyar a un líder guerrillero comunista del norte para que creara un país en el territorio que controlaban: ese sería el día en que se fundaría Corea del Norte. El líder guerrillero comunista que sería apoyado por Moscú para gobernar este nuevo país sería Kim Il-Sung. Kim Il-Sung era reconocido como un gran guerrero por su lucha antijaponesa durante la ocupación de Corea por el Imperio.
Se ganó el respeto de sus semejantes en las montañas chinas cerca de la frontera coreana y en lo que sería una reconquista con la ayuda de la URSS.
La República Democrática Popular de Corea inició un proceso de establecimiento de una estructura política a imagen y semejanza del de la Unión Soviética. De esta manera, Kim Il-Sung se erigió como primer ministro del nuevo país y, al mismo tiempo, también sería el líder del único partido, el Partido del Trabajo de Corea. El Norte y el Sud empezaban a andar a diferentes velocidades y hacia caminos muy distintos: mientras en el Sud se estaba viviendo en una dictadura represiva, el Norte aplicaba leyes de igualdad de derechos entre hombres y mujeres, establecen derechos básicos como el derecho al voto o el acceso universal a los estudios. También se legalizó el divorcio.
En esos dos primeros años, muchos surcoreanos huyan de Corea del Sud hacia Corea del Norte que era visto como el país ideal para ir a vivir. De esta manera, en 1950, el líder Kim Il-Sung decidió reunificar Corea en clave nacional y comunista. A pesar de la negativa de EEUU y de la URSS a ayudar a Corea del Sur y a Corea del Norte, respectivamente, en sus ambiciones de conquistar al otro, Kim consiguió un principio de ayuda de Stalin a expensas del visto bueno de Mao, el líder comunista de China.
Al final, Kim se las arregló para convencer a Stalin de que Mao estaba de acuerdo, excluyó al chino del plan, y en la madrugada del 25 de julio de 1950, Corea del Norte invadía Corea del Sur. Ante esta situación, EEUU ayudó militarmente a Corea del Sur para su defensa y, con la intervención de las dos grandes potencias mundiales en un conflicto no directo entre ellas, daban comienzo dos conflictos:
la Guerra de Corea (1950-1953) y a la Guerra Fría. Finalmente, y tras tres años de conflicto en los que tanto el Norte como el Sur estuvieron a punto de llevarse la victoria, el 27 de julio de 1953 se firmaba la paz entre las dos Coreas. Ambos estados se reconocían como independientes y se formalizaba como frontera la que ya se había establecido entre la URSS y EEUU cuando Corea se dividió en zonas de control de estas potencias al final de la guerra mundial: el Paralelo 38. A partir de aquí, Corea del Norte y Corea del Sur empiezan a caminar separadas de manera definitiva.
El estilo norcoreano
Tras el final de la guerra en 1953, las dos Coreas estaban destruidas a nivel económico. En el lado norte del Paralelo 38, el líder Kim Il-Sung decidió seguir imitando a Stalin y aplicó una serie de planes económicos quinquenales basados en la industria pesada, la industria de guerra y la agricultura. Siguiendo lo que ya inició antes de la guerra, el gobierno norcoreano siguió con el proceso de alfabetización de la población o la asistencia sanitaria universal.
A nivel político, Kim Il-Sung siguió el proceso personal de convertirse en el gran líder de Corea del Norte. De esta manera, inició, como ya lo hiciera Stalin en la URSS en su momento, una represión y persecución contra los posibles disidentes o rivales a disputarle el poder. También continuó con el proceso de desarrollar un culto a la personalidad que ha funcionado hasta hoy, ya que se le considera el presidente vitalicio.
En los años 60, en el Bloque comunista se vivió un momento tenso con el conflicto que surgió entre las dos grandes potencias del Bloque: China y la Unión Soviética. Los dos países discutieron sobre el comportamiento del Comunismo en frente al Capitalismo.
Por un lado, la China de Mao Zedong defendía una política beligerante hacia los países capitalistas mientras que, por otro lado, la URSS de Stalin/Malenkov/Jrushchov defendía una política más de coexistencia pacífica entre los bloques. Esta discusión es parecida a la que ya se vivió dentro del seno del Partido Comunista de la URSS entre Stalin y Trotsky sobre la Revolución Permanente y a escala global o la Revolución socialista en un solo país. En esta discusión, Kim Il-Sung mantuvo neutral a Corea del Norte, aunque él odiara personalmente a Mao por todos los peros que le puso en 1950 para llevar a cabo la conquista del Sur. Con la muerte de Stalin en 1953 y el desmantelamiento del culto a la personalidad a Stalin que vivió la URSS con Nikita Jrushchov, Kim Il-Sung se fue distanciando de la órbita soviética para consolidar su régimen autocrático y adoptó una nueva ideología: la ideología Juche.
Es una filosofía que se ha desarrollado con los años y que viene a guiar la visión del país y que pretende justificar la necesidad de seguir una ideología para lograr los objetivos. En este sentido, la ideología Juche justifica la adopción del comunismo como ideología política, económica, social y cultural del país y la necesidad de que haya un líder único que guie al pueblo hacia el objetivo siguiendo la ideología.
A nivel económico, durante las siguientes tres décadas, Corea de Norte vivió un resurgimiento importante que se tradujo en una mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos. La renta per cápita subió de manera exponencial y el país podía considerarse a la altura de los países más avanzados del Primer Mundo.
Cambio de rumbo: se consolida la dinastía
La década de los 80 sería la década de consolidación de la dinastía hereditaria comunista de Corea del Norte. En 1980, Kim Il-Sung eligió como su sucesor a su hijo Kim Jong-Il. Jong-Il había estado ejerciendo diferentes cargos dentro del Partido del Trabajo desde 1973. Aun siendo elegido como sucesor, Kim Jong-Il tuvo que hacerse valer como futuro líder.
Por un lado, tuvo que apartar a un hermanastro suyo llevándolo como embajador de Corea del Norte a Hungría y, por otro lado, tuvo que buscar ayuda dentro del ejército entre los grandes generales para que las tropas lo aceptaran como futuro jefe. Una vez acabado con posibles rivales, Kim se dedicó a seguir los pasos de su padre e inició una política de culto a la personalidad para ganarse al pueblo norcoreano de caras al futuro asistiendo a actos públicos y ejerciendo diferentes funciones dentro del gobierno de su padre que sufría una enfermedad.
Entre los 70 y 1994, Corea del Norte empezó a sufrir una recesión económica cada vez más profunda mientras que Corea del Sur mejoraba su situación económica. El cambio de una política abierta a una autarquía fue la ruina del país. La caída del bloque comunista y a la desaparición de la URSS, el único estado que apoyaba económicamente a Corea del Norte, fueron la estocada a un país económicamente devastado con escasez de alimentos.
Finalmente, y tras 46 años en el poder, Kim Il-Sung fallecida el 8 de julio de 1994; el 8 de octubre de 1997, Kim Jong-Il era elegido Secretario General del Partido del Trabajo y presidente del Gobierno y Líder Supremo. Una de sus primeras decisiones fue reformar la Constitución de 1972 para nombrar a su padre a título póstumo “presidente eterno” y consolidó su culto. Entre 1995 y 1998, Corea del Norte sufrió una serie de duras inundaciones que destruyeron las pocas cosechas que había en el país, intensificando de esta manera la escasez de alimentos que sufría la población. Murieron millones de personas y otras tantas huyeron del país hacia China.
Durante su presidencia, Kim Jong-Il siguió con la gran inversión en gasto militar e intento, sin mucho empeño, aplicar pequeñas reformas económicas en el país imitando la estrategia de China. En cuanto a relaciones exteriores, Corea del Norte y Corea del Sur empezaron una serie de contactos que ayudaron a relajar las relaciones. Actualmente siguen esas relaciones con el nuevo líder norcoreano Kim Jong-Un. En cuanto con Estados Unidos, las relaciones fueron intensas y siempre bajo la amenaza del programa nuclear norcoreano. Kim Jong-Il tuvo 3 o 4 hijos que por una razón u otra no terminaron de cuajar como dignos sucesores, exceptuando a Kim Jong-Un que lo sucedería tras su muerte en 2011.
Como vemos, Corea del Norte siguió el camino a la inversa del Sur: pasó de ser el país próspero e ideal para vivir a ser un país pobre y dictatorial. Con esto, hemos podido ver como Corea es el ejemplo de cómo las injerencias externas basadas en el poder como fueron las de Estados Unidos y la Unión Soviética pueden destrozar la vida de miles de personas que solo buscaban vivir libres y en paz.
Carlos Llanas