Un oasis flotante de casi una hectárea financiado principalmente por el magnate mediático Barry Diller.
Este nuevo parque público está instalado sobre una plataforma de arquitectura monumental formada por 132 «tulipanes» de cemento que emergen del agua sobre el río Hudson.
Su construcción ha llevado siete años desde que se ideó el proyecto. Abrió sus puertas a las 6 de la mañana del pasado viernes y cientos de neoyorquinos se acercaron a explorar este jardín con forma de hoja flotante.
El parque está «abierto a todos» y es «un regalo a Nueva York para que la gente tenga acceso a una combinación de naturaleza y arte», con actuaciones generalmente gratuitas, explicó a la Agencia Efe la coordinadora ejecutiva de Little Island, Jessie Long.
En declaraciones al medio económico CNBC, Barry Diller se mostró optimista por contribuir al auge del turismo en el que fue el epicentro de la pandemia: «Durante un año esto estaba desierto.
Parecía que una explosión nuclear se había llevado a los humanos. Ahora salimos de esto y se ve en las calles: la gente está feliz. Estoy feliz».