El Gobierno quiere dejar de inocular AstraZeneca y los ciudadanos hacen caso a la EMA

Esta vez, las imágenes no engañan. Largas colas para vacunarse con AstraZeneca y prácticamente nadie en la de Pfizer. Una aplastante mayoría se decanta por recibir la segunda dosis de la solución anglo-sueca. Justo lo contrario a lo que propone Sanidad. Es por ello por lo que fuentes del Ministerio reconocen un «gravísimo problema de comunicación».

Asumen en Sanidad que la gente no ha entendido bien una decisión que «opta por la prudencia». Una decisión que, en todo caso, fue adoptada por los expertos de las comunidades autónomas en la Comisión de Salud Pública y en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Pero ¿qué es lo que ha llevado al Gobierno a no querer inmunizar con AstraZeneca a los menores de 60 años? Una vacuna eficaz en la lucha contra la covid-19, más barata y fácil de conservar que la de Pfizer o Moderna.

Respuestas hay para todos los gustos, sobre todo teniendo en cuenta que el asunto ya se ha convertido en un arma política de desgaste. En redes, incluso, se apunta a la «moción de censura de las colas». La razón, aseguran desde el Ministerio, solo es una: evitar los muy poco frecuentes, pero muy graves casos de trombos ocasionados por una vacuna que resultó problemática desde el principio.

El primer problema con AstraZeneca: el suministro
A principios de febrero, antes incluso de que llegaran las primeras vacunas a la Unión Europea, AstraZeneca anunció los primeros recortes. Los «problemas de producción» en sus plantas europeas «le hacían imposible» mandar los 80 millones de dosis acordadas para el primer trimestre del año. A cambio enviarían 38 millones. 3.8000.000 para España. A 31 de marzo, según el informe de vacunación, España había recibido 2.175.700. Un reiterado incumplimiento de lo pactado que ha llevado a la  Unión Europea a no renovar su contrato con la farmacéutica anglo-sueca a partir de junio.

Una de las dudas que se ha planteado en más de una rueda de prensa a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, es si puede haber falta de dosis para administrar la segunda inyección de AstraZeneca a aquellos que ya cuentan con la primera de esta marca. «En principio no va a haber problemas», aseguró Darias el miércoles. En España, en estos momentos, hay un millón de AstraZenecas a la espera de ser inoculadas. El lunes llegan 1,3 millones más. La farmacéutica ha entregado 5.975.400  a España y lo acordado, según figura en el informe de actividad son 12.232.200, así que todavía están pendientes de llegar 6.256.800 dosis. Un número suficiente para vacunar a las 4.930.000 personas que en España todavía tienen que recibir la segunda inyección para completar la pauta de vacunación. Otra cosa es que la compañía, una vez más, incumpla lo acordado. Porque «AstraZeneca llega cuando llega», reconoció la ministra.

Un único motivo: los casos de trombos detectados
¿Puede ser que el incumplimiento en la entrega del suministro esté detrás de la decisión del Gobierno de no querer inocular la segunda dosis de AstraZeneca a las personas menores de 60 años? Insisten fuentes de Sanidad que no, que solo hay un motivo y son los casos de trombos detectados, muy poco frecuentes, pero muy graves. Este, junto a la limitación por la edad, ha sido otro de los grandes hándicaps de la vacuna de AstraZeneca.

En España, la vacuna comenzó a ser inyectada a los menores de 55 años ya que no había estudios de eficacia en personas mayores. Otros países europeos, como Alemania, decidieron también limitar la edad de inoculación a pesar de que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) autorizó el uso de la vacuna para todos los grupos etarios. Así estaban siendo inyectadas las dosis de AstraZeneca en los brazos de trabajadores esenciales menores de 55 años, hasta que a mediados de marzo se notificaron los primeros episodios trombóticos registrados en personas menores de 60 años.

Miedo a que solo fuera «la punta del iceberg»
Reacciones muy poco frecuentes, insisten desde Sanidad, pero que cuando empezaron a detectarse se temió que fueran sólo el principio, la punta del iceberg. Así que la Comisión de Salud Pública decidió suspender la vacunación con la solución anglo-sueca durante 15 días, hasta que se pronunciara la EMA.

La Agencia Europea reconoció la vinculación de la vacuna con los coágulos sanguíneos, pero aún así ha seguido recomendando su uso sin limitación alguna, ya que el balance beneficio-riesgo continúa «siendo favorable», sostienen. A pesar de estas recomendaciones, España, al igual que otros países europeos como Francia o Alemania, decidió cambiar de estrategia.

Las autoridades españolas aprobaron dar AstraZeneca a las personas de entre 60 y 69 años. Los menores de 60 que ya habían recibido una dosis quedaron a la espera de conocer el estudio de CombiVacs, encargado por el Ministerio. Un estudio a 600 personas que, finalmente, avaló la eficacia de la combinación de la vacuna AstraZeneca con Pfizer. Un ensayo muy controvertido por el que el Ministerio de Sanidad ha recibido innumerables críticas, también desde la comunidad científica. 

Sanidad cede y da la «posibilidad de rechazar Pfizer»
Al final, tras la presión de varias comunidades autónomas, Sanidad cedió y aunque su recomendación es que los menores de 60 años se inoculen la segunda dosis de Pfizer, ha reconocido la posiblidad de quien quiera rechazar esta opción pueda seguir pinchándose AstraZeneca. Y esta ha sido, por ahora, la elección mayoritaria.

En un intento de solucionar los «problemas de comunicación», Sanidad confirmó el jueves que en España hay:
20 casos confirmados o sospechosos de trombos ocasionados por la vacuna anglo-sueca,  un 0,5% de cada 100.000 dosis administradas.
De estos 20 casos, cuatro han fallecido y un quinto está en estudio.

Datos de mortalidad que algunas comunidades autónomas consideran «una irresponsabilidad» haberlos hecho públicos. Pero Sanidad insiste: en un momento de disponibilidad de vacunas y en el que hay otras opciones, si se aplica Pfizer como segunda inyección se garantizan los beneficios sin exponerse a los riesgos y se evitaría una muerte por cada millón de vacunados. Así lo están haciendo países como Alemania, Francia, Suecia o Finlandia, recuerdan.

Además, no es la primera vez ni será la última en que se apuesta por pautas heterólogas combinando distintas marcas de vacunas. Ya se hace para enfermedades como el neumococo o el papiloma, y posiblemente se haga también si es necesaria una tercera dosis contra la covid-19.

Todo esto parece una pataleta del gobierno al ver que los ciudadanos han preferido optar por lo contrario de lo quería el Gobierno, los ciudadanos confían mas en la EMA que en su gobierno visto lo visto.

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