El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, dejo España esta noche hacia la 1.00 horas después de que el Gobierno haya autorizado un vuelo desde Pamplona y tras rechazar de nuevo el juez Santiago Pedraz imponerle medidas cautelares por las dos querellas que le han llevado a comparecer esta mañana en la Audiencia Nacional a través de una videoconferencia. Marruecos fue puntualmente informado de todo el dispositivo.
El primer intento se produjo en la mañana del martes cuando un avión de la Fuerza Aérea Argelina despegó de Argel para retornarle, según ha adelantado El Confidencial y ha confirmado EL MUNDO. El jet ha estado planeando sobre el espacio aéreo español a la espera de que le autorizaran a tomar pista para poder llevarse a Ghali. Sin embargo, finalmente no ha logrado el permiso y ha tenido que darse la vuelta.
Según explicaron fuentes conocedoras de este viaje, el avión argelino no tenía el el permiso específico para efectuar el aterrizaje, presumiblemente en Logroño, ciudad en la que ha estado hospitalizado Ghali. El control aéreo militar advirtió la entrada del avión y procedió a dar aviso a las autoridades civiles para que lo expulsaran.
La decisión del juez Pedraz estaba condicionando el aterrizaje, motivo por el que el avión, un Gulfstream G-IV, esperaba para saber si el líder del Polisario quedaba en libertad o se le imponían medidas cautelares. Con la resolución, Ghali ya tiene vía libre para regresar a Argelia y lo hará desde Pamplona en el vuelo autorizado esta noche por el Gobierno de España.
El juez ha acordado, a petición de la Fiscalía, que el histórico dirigente saharaui deje un teléfono y un domicilio en España para poder localizarle y ha rechazado la retirada del pasaporte y el ingreso en prisión provisional solicitado por una de las acusaciones particulares.
Es la segunda vez que declina acordar las medidas restrictivas que persiguen los querellantes.
Cuando Santiago Pedraz desestimó por primera vez las medidas cautelares, hizo referencia a la debilidad de los indicios en su contra. Un criterio que es compartido por el representante del Ministerio Público, Pedro Martínez Torrijos.
Pedraz ha reforzado ahora su postura tras la comparencia de Ghali. «El informe de la acusaciones (que aparte en una de ellas su poder ha sido cuestionado) no ha suministrado elementos siquiera indiciarios (las declaraciones de los testigos en la causa no tienen prueba corroborativa y de ellas no se sigue una participación en los hechos del investigado), que avalen la existencia de motivos bastantes para creerle responsable de delito alguno; no bastando, por obvio, para acordar medidas cautelares personales el indicar que el señor Ghali entró en España ilícitamente»
A juicio de Santiago Pedraz, no hay riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas. «En el presente caso no puede apreciarse riesgo de fuga alguno. No consta dato alguno para apreciar que el investigado pueda o quiera sustraerse a la acción de la justicia, máxime a la vista de que en cuanto ha tenido conocimiento de los hechos investigados se ha personado en la causa y ha accedido a la práctica de su declaración, incluso a la vista del estado de salud en el que se encuentra que bien le hubiera permitido a su defensa solicitar posponer la declaración», precisa el magistrado en su auto.
CRISIS CON MARRUECOS
El secretario general del Frente Polisario, cuya presencia ha provocado una severa crisis diplomática con Marruecos, ha prestado declaración por videoconferencia desde el hospital de Logroño en el que se recupera de coronavirus.
En efecto, la entrada de Ghali en España procedente de Argelia ha provocado una airada reacción de Rabat y está directamente relacionada con la crisis migratoria en Ceuta. En dos semanas, la crisis diplomática entre ambos países no ha hecho más que aumentar y este lunes Marruecos difundió un comunicado en el que admitía que el problema real es la soberanía sobre el Sáhara Occidental y amenazaba con poner fin a la colaboración en tres asuntos claves para España: inmigración, yihadismo e independentismo catalán.
Contra Ghali pesan dos querellas. Una fue admitida a trámite el pasado octubre y la presentó un activista saharaui Fadel Breica por un delito de lesa humanidad. Aseguraba haber sufrido torturas en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia).
Insiste en que cuando llegó a los campamentos en abril de 2019 fue amenazado por miembros del Frente Polisario para que los abandonara bajo la acusación de traidor y acabó siendo detenido en un centro no identificado, donde, según él, se le sometió a torturas.
La segunda causa, presentada en 2008 por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadeh), estaba archivada ante la falta de medios para consolidar una comisión rogatoria. Esta querella pivota sobre los delitos de por genocidio en concurso con delitos de asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas y desapariciones. Pedraz la reactivó al constatar la presencia en España del líder del Frente Polisario.
Brahim ha contestado a las preguntas del Ministerio Fiscal y de su abogado, Manuel Ollé, y ha rechazado la comisión de los delitos que se le atribuyen. En su intervención, ha sostenido que las acusaciones obedecen, ha insistido, a motivos políticos contra el pueblo saharaui.
Para su letrado, ambas querellas obedecen, ha dicho, a una «persecución política». «Ghali es un trofeo, una pieza política», ha sentenciado tras la declaración.