LUCIO JUNO BRUTO: EL ORIGEN DE LA REPÚBLICA ROMANA
De la historia de Roma se habla mucho de la etapa imperial, pero se pasa muy por encima de los orígenes de su etapa republicana, la etapa que cimentó lo que luego sería uno de los mayores imperios del mundo antiguo; y del que podría ser considerado su fundador: Lucio Juno Bruto. Hoy hablaremos de como este patricio romano llevó a cabo una revolución en Roma.
El rey tirano
Como sabe la mayoría de gente, Roma empezó su andadura para convertirse en una gran civilización siendo una monarquía que dominó y sometió a los demás pueblos de la zona del Lacio. En el año 510 aC, Roma estaba gobernada por el séptimo rey de su historia, Tarquinio el Soberbio.
Su reinado se caracterizó por el dominio definitivo de los etruscos sobre los sabinos, los dos pueblos que todo parece indicar que se unieron para crear al pueblo romano, y sobre todo por su gobierno tiránico centrado en el uso de la violencia para imponer su poder. Tarquinio era el resultado de una dinastía etrusca ya asentada en el poder que pretendía acabar con el Senado, el contrapoder al rey formado por los nobles y los patricios.
Dentro de la familia real encontramos a Lucio Juno Bruto. Bruto era sobrino del rey Tarquinio el Soberbio. Como hemos mencionado, Tarquinio usaba la violencia para imponer su poder. De esta manera, para expropiarles las tierras de su familia y, a pesar del parentesco, el rey tirano ordenó asesinar al padre y hermano mayor de Bruto que se salvó de la muerte aparentando ser disminuido mental, por eso el Bruto (Brutus o tonto en latín). Al pensar que no le suponía ningún peligro, Tarquinio el Soberbio crio a su sobrino junto a sus hijos.
Una profecía y el detonante
Pasados los años y siendo unos hombres, Lucio Juno Bruto, Tito y Sexto Tarquinio (hijos del rey) se fueron de viaje diplomático al Oraculo de Delfos. El oráculo de Delfos era el centro de información del Mundo antiguo que, a través de sus acertijos, acertaba todo lo que pasaría en el futuro.
La Pitia, la joven que se comunicaba con el dios Apolo que le transmitía las visiones sobre el futuro, les predijo a los tres jóvenes que el próximo rey de Roma sería el primero que besara a su madre.
Los hermanos lo interpretaron conque debían besar a su madre en cuanto llegaran a Roma porque Bruto interpretó que su “madre” era la tierra de Roma así que, al llegar, el joven fingió tropezar y besó el suelo. De esta manera, secretamente, se vio legitimado por los dioses para ser el nuevo líder de Roma.
Pasado el tiempo, Tarquinio el Soberbio y su ejército estaban asediando la ciudad de Ardea. Oficialmente era porque los ardeates estaban protegiendo a unos fugitivos de Roma; extraoficialmente era porque la ciudad era rica.
En ese momento, Sexto Tarquinio, hijo del rey, fue a la ciudad de Colacia y allí abusó sexualmente de Lucrecia, esposa de su pariente Lucio Tarquinio Colatino. Esta, por la vergüenza que sentía por haber sido mancillada, se suicidó.
Al enterarse, el esposo volvió a su hogar acompañado por Bruto, su superior y compañero en el ejército. Ante un padre y un esposo destrozados, la leyenda y los historiadores como Tito Livio cuentan que Bruto juró acabar con Traquinio el Soberbio y con la monarquía en Roma.
La revolución y la República
Bruto lo tenía todo de cara: un pueblo enojado por las imposiciones de su rey, un Senado formada por una aristocracia cansada de las actitudes tiránicas del rey y un motivo para la revuelta: el suicidio de una romana por culpa de un comportamiento bárbaro por parte de la familia real y, en concreto, de uno de los príncipes.
Con todos estos ingredientes, en el año 510 aC, Lucio Juno Bruto propone al Senado expulsar a Tarquinio y a su familia de Roma. En aquella asamblea abierta al pueblo se propusieron los nuevos sistemas políticos que pudieran substituir a la monarquía.
Se propuso desde una nueva monarquía a una democracia al estilo de las polis griegas. Finalmente salió hacia adelante la propuesta de Bruto: la república. Tras una revuelta protagonizada por el pueblo, Tarquinio el Soberbio y su familia fueron desterrados de Roma.
Tras librarse del rey y su familia, la nueva república nombró a un Senado permanente y a dos cónsules como máximas autoridades. Los primeros cónsules de la historia de Roma fueron Tarquinio Colatino y Juno Bruto. Sin embargo, Bruto presionó a Colatino para que abandonara su cargo y para que fuera desterrado por su parentesco con la familia real. Recordemos que Bruto era familia de sangre del rey expulsado.
Las conspiraciones para acabar con la república y contra un posible nuevo tirano como lo parecía Bruto se empezaron a gestar desde el principio.
Una de esas conspiraciones fue protagonizada por los propios hijos de Bruto que ordenó su ejecución. Finalmente, Lucio Juno Bruto sería asesinado por los seguidores de Traquinio el Soberbio en ese turbulento 509 aC.
El fundador de la República moría, pero la república seguiría adelante casi 500 años hasta que, casualidades de la historia, Marco Juno Bruto, descendiente de Lucio Juno Bruto, dirigía el complot que acabó con la vida de un hombre que parecía que quería reinstaurar la monarquía: Julio Cesar. Cesar no instauraría de nuevo la monarquía en Roma, pero su muerte, como sabemos, trajo consigo algo más grande: el Imperio.
Es verdad que muchas de las informaciones que se cuentan sobre la etapa monárquica de Roma y sobre los orígenes de la República son fruto de leyendas y de la interpretación de la información transmitida oralmente, pero podemos afirmar con bastante exactitud que los hechos que se explican de como Roma cambió de un régimen político a otro fueron tal como lo narraron los historiadores romanos.
Carlos Llanas Vizcaino