Las mujeres de la Libertad
Hace tiempo que Occidente mira para otro lado. Hace tiempo que lo que no nos toca en primera persona dejó de pasarnos. Hace tiempo que ponernos en la piel ajena supone un ejercicio demasiado arduo para estas vidas cotidianas y llenas de frivolidad, pero hay un mundo en el que el tiempo está detenido. Hay un sitio en el que las mujeres llevan años en un standby continuo. Hasta ahora.
Hay niñas, adolescentes y mujeres que han decidido jugarse la vida por la libertad. Hay mujeres que se debaten entre no vivir o morir con dignidad. Mujeres que plantean una lucha que nos concierne a todos, pero que sólo la están dando ellas. Hace mucho tiempo que a Occidente se le olvidó el precio de vivir en libertad; sin embargo, nuestras mujeres patrias para mostrar su apoyo incondicional -desde su sillón- han decidido abochornar al resto de españolas con cara compungida y tijeras en mano.
El intento de parecer protagonista de una lucha por la que no te has sentido jamás identificada y que, en cierto modo, has justificado al lado opresor, supone una de las mayores vergüenzas que jamás nadie debería permitirse. Serán rehenes de su pasado, pero a mí que no me llamen.
En España tenemos personas que se echan las manos a la cabeza por nimiedades en las que nadie en su sano juicio está, pero en cambio, responden con tibieza a hechos históricos como los que hoy acontecen en Irán.
¿Acaso nadie se ha preguntado por el ejercicio más que interno que han hecho estas mujeres de replantearse que lo que se les ha enseñado en su casa no es más que un yugo en el que ellos dominan y ellas obedecen? ¿Acaso nadie ha considerado que el mero gesto tuitero no dignifica una lucha que debería haberse planteado desde Occidente? No, porque aquí nos dedicamos a aleccionar sobre la relación positiva entre ser buena mujer y alinearte en este feminismo cobarde en el que si no estás conmigo, vas contra nosotras. Un feminismo que lucha por poner en la diana mediática temas tan poco relevantes como estériles. Feminismo que mira hacia otro lado cuando en este país se siguen dando matrimonios forzados – como el caso de Cataluña- o niñas que por imposición arrastran el velo desde bien jóvenes y que nosotros, toleramos con un simple: “deeply concerned”.
Quo vadis, Occidens? La indiferencia como eje vertebrador de la banalidad del mal. Hay mujeres libres que se están jugando el vivir sin dignidad o morir con honores en una batalla – cultural o no, no lo sé- que sólo la están dando ellas, por todas. Las mujeres de la Libertad se quitan el velo en la calle para que tú y yo podamos seguir mirando hacia otro lado. Las mujeres de la Libertad se enfrentan a la dominación islámica para que tú y yo podamos seguir jugando a la dialéctica. Las mujeres de la Libertad están enfrentándose al Mal por todas.
Hay mujeres que han decidido actuar como tal. Hay mujeres valientes que nos esperan. Inteligentes, decididas, dignas. Puede que sea verdad eso de que las características personales de cada uno no tienen género, pero lo cierto, es que aquí sí que la tienen, y son mujeres.
POR YSABEL SANZ